martes, 14 de agosto de 2012

La Tía Julieta

Mi tía paterna vivía casi en la casa de mis padres con nosotros. Digo casi porque mi madre se negó a que se instalara definitivamente allí. No la podía soportar, pero su conciencia cristiana le impedía ignorarla. La tía Julieta venía, con su pomposo y romántico nombre, a comer todos los domingos.
Mi madre hacía una paella repugnante ( con la distancia de los años creo que a propósito) que comíamos con esfuerzo y que la pobre tía Julieta siempre valoraba como uno de los mejores logros de la cocina de mi madre. Supongo que para que la invitaramos el siguiente domingo. Era sóltera, pianista y concertista frustada ya que su histeria le había impedido siempre enfrentarse al público.
Vivía cerca de casa. Tenía muchos alumnos privados que , junto con una pensión que le había dejado mi abuelo maestro, le permitían vivir humilde pero dignamente. Todo lo que le regalábamos por Reyes, cumpleaños o santo lo ponía encima del piano. Un piano, cerrado para nosotros con un pañito de ganchillo horroroso y lleno de polvo , porque a mis hermanos les tenía terror. Intentó enseñarme y dimiles de clases con ella. Nunca lo logró . Era un desastre como pedagoga. le daba el sueño a la mitad de la clase y me sacaba su colección de postales para que me entretuviera mientras tanto. A mi hermana Ana la ignoraba sacándola al balcón para que viera la calle mientras intentábamos aprender aquel solfeo espantoso, sus medidas, sus trucos, sus ritmos, sus corcheas, semicorcheas, fusas y difusas. Yo era su ahijada. Y mi madre contaba que ya en mi bautizo estuvo a punto de tirarme. Ya dije que todo se le caía de las manos. Menos mal que pusieron a su lado a una tata que me crió, Pilar, para que estuviera al quite y con sus manos evitó mi caida al suelo en la iglesia del Perpetuo Socorro donde se celebró la ceremonia. Entonces las madres recien paridas no iban a los bautizos y mi madre se lo advirtió a mi padre y a mi tata por activa y por pasiva. Mi padre estaba tan orgulloso de mí, su primera hija , que amenazó a la tata con echarla a la calle si no estaba atentísima y no dejaba un minuto de controlar la situación. Pilar , cuando ya fui más mayor, me contaba mi bautismo como uno de los momentos más duros y tensos de su pobre vida.

La tía Julieta fue un personaje de libro . Y nosotros éramos unos niños que a pesar de quererla
mucho , nos pasábamos el día riéndonos de ella. Había motivos.
La llamábamos por teléfono cada semana para invitarla a participar en un concurso de radio del que decíamos que éramos locutores. Le hacíamos preguntas estúpidas de cultura general o de la actualidad del momento y ella intentaba contestar rapidamente porque insistíamos en que tenía menos de un minuto para contestar y así ganarse el estupendo premio del programa. Se aturullaba, buscaba en una enciclopedia que tenía en su casa junto al piano y cuando encontraba la respuesta hacíamos tocar una campana que indicaba que no había llegado a tiempo. Su desilusión era tremenda y las risas nuestras duraban días y días. Cada vez se encargaba uno de los mayores del papel de locutor y nos poníamos un paño en el teléfono para que no distinguiera ntras voces. Nos habían dicho que es lo que hacían los secuestradores y que se veía en todas las películas. Aún hoy me pregunto cómo nunca se dio cuenta o si en realidad lo sabía todo y nos seguía la broma para no desilusinarnos.
Cada domingo traía una historia a la mesa que nos hacía desternillarnos. Un día se metió en un water público y como tardaba tanto llamaron a la puerta para ver si estaba viva. Ella estaba esperando terminar de hacer pis ..No era su pis . Era un crorrito de agua que salía de la cisterna . Y ella esperando y esperando....Otro día hizo ventosa con el culo en la bañera de un Hotel , o eso creyó ella y tuvieron que venir varios empleados a sacarla a la fuerza con gran vergüenza suya que era muy pudorosa y estaba como Dios la trajo al mundo...
Llevaba siempre zapatos de uno o dos números menos de su talla y se quejaba siempre de un gran dolor de pies y de no poder andar. Mi madre le insistía:" Julieta , cómprate tu número y ya está..." y eso le molestaba muchísimo, muchísimo y repetía: " Qué tonterías dices Concha.. qué manía te ha entrado..." . Hasta su muerte mantuvo esa loca manía.
Se desmayaba por el motivo que fuera y mi padre, siempre muy ocupado para sacar adelante a una familia tan grande como la nuestra, tenía que abandonar sus ocupaciones para ir a recogerla a la casa de Socorro más cercana .
Mi padre estaba harto de ella y otro hermano que tenían en Alicante, también. Pero era una cruz que les había tocado y que tenían que asumir como buena gente que eran y cumplidores de su deber.
Cuando mi madre se enfadaba con nosotras nos decía : " Cada vez os parecéis más a la tía Julieta". Era lo peor que nos podía decir.
También escribía poemas, que leía en actos públicos de personas mayores. Aquello era ya para morirse. Mi hermana Ana y yo íbamos a escucharla pero negábamos conocerla y aguantábamos poco tiempo sin tener que salir al pasillo para llorar de risa. Pobre tía Julieta!!!.
Para buscar la rima utilizaba la enciclopedia que tenía junto al piano y componía las más absurdas poesías y los más estúpidos versos.
También compuso canciones con Gloria Fuertes, que fue su amiga. Julieta la música y Gloria la letra.Tengo aún en casa algún ejemplar de estas canciones. Sorprendente, no???.
Me viene a la memoria una de ella dedicada a un burro que decía así :" Ay Camilo milo, qué pesado eres, cuando tú caminas, lento sobre el cesped...La hormiga se asusta y yo tiemblo al verte...."
La cantaba con nosotros en navidades o en cualqueir fiesta familiar mientras marcaba el compás para que la siguiéramos y nosotros emitíamos unos gallos tremendos para molestarla .
Se deseperaba y nos decía:" No habéis sacado mi oído, sobrinos, no habéis sacado mi oído..No hay nada que hacer. Se ponga vuestro padre como se ponga e insista lo que insista. No estáis hechos para la música "

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