sábado, 29 de septiembre de 2012

Mi abuela Tati

Mi abuela Tati también fue una abuela bastante "singular".
Murió cuando yo tenía ya 37 años. Tenía los ojos inmensamente azules.
Mi abuela Tati se casó con 16 años con un hombre que casi le doblaba la edad. Mi abuela era tan preciosa, tan extraordinariamente guapa, que enamoró a mi abuelo, soltero empedernido.
A los 17 años tuvo su primer hijo, el único varón, y seguidamente 4 preciosas hijas entre las que estaba mi madre y mi tía Isolda , de la que ya he hablado en otro capítulo, y Alicia y Elena.
Mi abuela era una mujer de barrio , del Madrid castizo , hija de un tapicero conocido por la belleza de todas sus hijas. Una mujer inculta y pobre que cambió de status social al casarse con mi abuelo, cosa que era bastante frecuente en la España de principios del siglo XX.
Me da la sensación que hoy, en 2012, sigue pasando lo mismo ; ¡cambio amor por estatus, cambio estatus por amor....!
Sin embargo mis abuelos estuvieron muy enamorados siempre y se quisieron mucho a pesar de su diferencia de edad y de sus diferencias sociales.
A mi abuela siempre se le vio el pelo de la dehesa aunque lo disimulara y sobre todo siempre le gustó por encima de todo y sobre todo su familia, sus hermanas y su barrio castizo y popular.
Pero mi abuelo se la llevó a vivir a un barrio "pera" de la capital donde, supongo, mi abuela siempre estuvo un poco fuera de su medio, de sus costumbres, del olor a churros y a cocido de aquella calle estrecha y pequeñita donde había sido criada y donde había sido feliz.
Cuando mi abuela tenía 42 años , de repente y sin saber nadie el por qué, comenzó a engordar y a engordar y a engordar y 9 meses después dio a luz a la que fue su 6ª hija ; la tía Coloma.
La tía Coloma también formó parte de nuestra infancia porque fue más una hermana mayor para nosotros que una tía en el sentido estricto de la palabra.
Mi abuelo murió arruinado por las deudas de "arriesgados" negocios en los que se metió, dejando a mi abuela,  "Tati la Bella", viuda muy joven y con una hija, la tía Coloma, muy niña aún.
Mi madre procuró siempre "abrigarlas" y protegerlas y cuidarlas porque la tía Coloma fue siempre para ella más una hija que una hermana,  pero entre la cantidad de hijos que tuvo y que se comían su tiempo y  el control que ejercía sobre ella mi padre, el coleccionista de libros, a quien no le gustaba mucho la relación tan estrecha y dependiente de mi madre con su familia, tampoco pudo hacer mucho por ellas.
Así que cuando mi padre desaparecía, en uno de sus muchos viajes, la tía Coloma y la abuela Tati pasaban a formar parte de nuestras vidas, de nuestros juegos, de las representaciones teatrales de mi madre, de nuestra casa, de nuestras risas, de nuestro caos.  Pero en cuanto mi padre regresaba al nido, cosa que siempre acababa pasando, ellas desaparecían por la puerta de servicio de nuestra casa sin hacer ruido, como dos delincuentes asustadas ...hasta la próxima ocasión que se nos presentara.
Mi abuela Tati jugaba con nosotros a las cartas y nos enseñó miles de juegos, pero siempre hacía trampa. Yo también las hago. Me parece muchísimo más divertido. Ella me enseñó. Tati la Bella hacía trampas siempre, incluso cuando jugaba a solitarios,  para que todo  le "cuadrara".Y se quedaba tan fresca y tan pancha. Y sobre todo tan orgullosa de que todo le saliera tan bien y de que la suerte siempre la acompañara....
La recuerdo siempre con bolsas , bolsas y bolsas de una casa a otra (tbien yo he heredado esa costumbre ) con detalles para unos, regalos para otros , ropa , zapatillas, sus agujas de hacer punto o ganchillo, sus crucigramas. Siempre tenía algo para darnos a cada uno de nosotros . Coleccionaba monedas de 50 céntimos , de aquellas que tenían un agujerito en el centro, y llenaba huchas interminables para  santos , cumpleaños , Reyes, bodas ...
También nos cantaba, con una frescura y una gracia inolvidables, cuplés verdísimos que aprendíamos sin saber muy bien qué significaban: " Tengo una gata de angora que es  una cosa divina, Pepín saca la minina, que la vea esta señora.." .....  
Se reía de una forma muy peculiar con unas carcajadas llamativas y ùnicas mientras inevitablemente se hacía pis. Siempre.
Hacía gimnasia cada mañana, fumaba  y se bañaba en el Mediterraneo, mar que amaba con pasión , cada vez que alguno de sus hijos o de sus sobrinos la llevaban hasta allí.
Y nos envíaba postales de colores con paisajes, muñecos, corazones, que nos traían su recuerdo desde el lugar donde se encontrara.
Además , igual que yo , era muy superticiosa y creía en los presagios.
La abuela Tati olía tan bien que aún hoy recuerdo el placer de estar cerca de ella, de sentir su piel .
Su casa y sus cajones y sus armarios me emocionaron siempre por su olor a lavanda, a jabón, a limpio, a fresco , a blanco, a inmaculado.
Sin embargo disfruté de ella - y de sus enormes ojos azules -mucho menos de lo que me hubiera gustado y del bien que me hubiera hecho su contacto , porque mi padre siempre impidió que nos relacionáramos mucho con ella, en parte  por su extraño carácter, en parte, creo yo hoy,  porque pensaba que al igual que le robaban el amor de mi madre, podían "robarle"también el amor de nosotros, sus hijos.


Hoy , 29 de Septiembre es el cumpleaños de mi madre. 85 años.Una de las hijas de la abuela Tati.
También es el cumpleaños de la tia Alicia, otra de las hijas de la abuela Tati. 88 años.

Mañana más

1 comentario:

  1. Qué suerte tuviste de conocerla antes que yo.
    Yo la recuerdo haciendo solitarios en la mesa de camilla de su cuarto de estar. Se hacía trampas a si misma para terminarlos!!!!!!!, Y su risa????, eso era lo mejor.... tan contagiosa. Y sus enormes ojos azules????, Y su pelo malva?, Y sus dedos retorcidos por la artrosis??, y los libros de Sandokan que me regalaba?.....Molaba la abuela Tati

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